México esta sufriendo la tercera ola de la pandemia bajo el azote de la nueva variante Delta, que es mucho mas contagiosa que las variantes que causaron las primeras olas. Se estima que más del 85% de los casos activos en México a principios de agosto corresponden a esta nueva variante. De continuar con la misma tendencia de transmisión, esta ola tendrá mayor número de contagios que las anteriores.
Las principales herramientas para combatir el COVID-19 ya se han publicado extensamente: distanciamiento social (> 1 metro), aseo constante de manos, uso de mascarilla y vacunación. Existe también un protocolo de tratamiento para atender a los casos positivos de COVID-19 que incluye antigripales, antiinflamatorios corticoides, anticuerpos y antivirales. Aunque la mortalidad en personas infectadas ha disminuido en los últimos meses, el riesgo de muerte sigue latente, principalmente en personas con factores de riesgo como diabetes, obesidad, cardiopatías, o enfermedades renales o pulmonares.
Pese a la gran difusión de las herramientas para combatir el COVID-19, hay un aspecto importante que requiere mayor atención, pero que aún no se ha hecho una difusión apropiada entre la población; una nutrición adecuada ayuda a disminuir la gravedad y el riesgo de muerte por COVID-19.
Debido a que el virus causante de esta enfermedad eleva considerablemente los niveles de inflamación en el cuerpo promoviendo las tormentas de citoquinas que conducen a la muerte celular, uno de los primeros frentes debe ser una alimentación antiinflamatoria. Esto no solo beneficiará a la respuesta inmunitaria de nuestro cuerpo frente al COVID-19, sino que también ayudará a contrarrestar otras enfermedades relacionadas a respuestas inflamatorias, como las ya mencionadas como factores de riesgo. Adicionalmente, un consumo adecuado de vitaminas A, B6, C, D y E y los minerales Zinc, Selenio, Magnesio y Cobre, promoverán una respuesta adecuada del sistema inmunológico a nivel celular y humoral.
A continuación, se presenta una lista práctica de alimentos que promueven una alimentación antiinflamatoria.
A) Frutas cítricas (naranja, toronja, limón), guayaba, guanábana, uvas y frutos rojos (fresa, arándanos y moras). Además de las frutas regionales y de temporada.
B) Vegetales y hongos: tomate, jitomate, cebolla morada, zanahoria, betabel, rábano, champiñones, hongo portobello, brócoli y col morada.
C) Hojas frescas desinfectadas adecuadamente: berros, cilantro, perejil, apio, espinacas, quelite, todo tipo de lechugas.
D) Cereales y leguminosas: avena, trigo y arroz integrales, amaranto, quinoa, frijoles, ejotes, lentejas, soya, garbanzo y habas.
E) Super alimentos que contengan naturalmente antioxidantes, las vitaminas y minerales antes mencionados tales como cúrcuma (0.5 – 1 gramo), espirulina (hasta 5 gramos), polen de flores (1-2 gramos) y jalea real (0.5 gramo).
F) Las proteínas animales de alta calidad: carne magra (no grasa), pescado, pollo y huevo.
G) Probióticos y fermentados. Estos ayudan a balancear la microbiota intestinal y por lo tanto mejora la respuesta inmunológica así como disminuyen la respuesta inflamatoria. Estos pueden conseguirse como suplementos o encontrarse en lácteos fermentados, como yogurt y kéfir, suero fermentado y quesos madurados, así como fermentados de fruta y kombucha, entre otros.
Recomendaciones generales:
• Evitar las grasas animales como carnes grasosas y manteca, y reducir al mínimo los alimentos con alto contenido calórico como pan dulce, galletas, repostería y bebidas azucaradas como refrescos y jugos industriales que después se convierten en grasa corporal. Las grasas están asociadas a procesos inflamatorios.
• Comer variado y proporcional al nivel de las calorías que necesitamos. Esto significa variar los ingredientes y probar diferentes platillos cada día. No comer hasta sentirse llenos, sino solo lo suficiente. Si tiene alguna enfermedad crónica diagnosticada debe consultar a su médico y/o nutriólogo acreditado.
• Mantener una actividad física constante. Desde caminar 30 minutos diarios o practicar algún deporte puede ayudar mucho a nivel fisiológico y mental.
• La salud mental es altamente importante y también está estrechamente conectada con los niveles de inflamación en el cuerpo. Mantenerla con los pensamientos correctos, ocuparse en proyectos personales, como estudiar un tema, leer, aprender un oficio o un nuevo idioma, o realizar algo constructivo con resultados a corto y mediano plazo. La oración y meditación de pasajes claves es de gran ayuda para reducir la ansiedad causada por la incertidumbre.
Finalmente, lo mejor siempre es consumir los alimentos frescos e higiénicamente preparados; entre mas variados y balanceados sean los platillos, nuestra alimentación se enriquece y nuestro cuerpo se fortalece.
CRGG – nutriCious H&D
REFERENCIAS ADICIONALES
Forsan H, Abdul Rahman A, Safwat M, Abduljabar R, Riad O, (2021) COVID-19: A Review of Immune enhancing Nutrients and Supplements. JANS 2021;1(1):1-13. http://dx.doi.org/10.18576/JANS
Duan Y, Zeng L, Zhang C, Song B, Li F, Kong X and Xu K (2018) Inflammatory Links Between High Fat Diets and Diseases. Front. Immunol. 9:2649. doi: 10.3389/fimmu.2018.02649
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